Del malestar al desorden cultural; la modernidad de la televisión en América Latina
M en CyTE Lilia G. Torres Fernández (2010)
ORALIDAD CULTURAL E IMAGINERÍA POPULAR Y
DISEMINACIÓN DEL SABER Y NUEVOS MODOS DE VER/LEER. EN LOS EJERCICIOS DEL VER.
MARTIN BARBERO, Jesús y REY, Germán. (Capítulos
2, 3, 4 y 5) en Los Ejercicios del Ver.
Gedisa, 1999. (pp. 20-48).
Esta
lectura nos hace reflexionar sobre cómo los cambios surgidos a partir de fines
del siglo pasado, han ocasionado desconciertos,
conflictos en el desarrollo y crecimiento, así como en los estilos de
modernización, que está provocando un malestar y desequilibrio en nuestra
cultura e idiosincrasia latinoamericana.
Que
Latinoamérica no queda excluida de una globalización que permite una
información y comunicación mundial, lo que está ocasionando que se vayan
perdiendo, por lo menos en Latinoamérica, hegemonías políticas,
comunicacionales y educacionales. Esta unión de sociedades mercantiles y
tecnológicas, paradójicamente las dividen en “sociedades paralelas”, las de los
inmensamente ricos y los excluidos (los que apenas pueden adquirir los bienes
básicos y no son considerados ciudadanos para decidir). Además, los
latinoamericanos estamos en continuo malestar por estar perdiendo nuestras
costumbres y tradiciones, tal vez por ello la resistencia al cambio; se podrá
aprender a manejar la tecnología, ¿pero cómo recuperar los valores, las normas éticas y las virtudes cívicas? Así pues,
que nuestra idiosincrasia está fundamentada en nuestra sensibilidad, pero
además hay que sumarle una falta de conocimiento, que no permite interpretar ni
captar los acelerados cambios que vivimos.
El
texto, también aborda el tema de la desorganización cultural, provocada por la
“experiencia audiovisual”, la que contraviene profundamente cualquier tipo de
conocimiento y representación que sea generado por la autoridad. De cómo la
imagen tiene su propia historia, primero con el cine, considerado por las
élites como productor de cultura, después la televisión, supuestamente como el
medio de mayor penetración en los hogares, pero también la culpable del
desorden cultural existente, con una programación que abarca todo tipo de
discursos: información, drama,
publicidad, ciencia, pornografía, finanzas, política entre otros y que con
esa penetración de todos los géneros produce una transformación pasajera pero
que conviene a sus intereses.
En el
tercer capítulo trata la modernidad de la televisión en América Latina, de cómo
ésta convoca a las multitudes, que la representación de nuestros países es pobre y deformada por conveniencias
económicas y políticas que son el sustento y de alguna manera crean este medio.
De la complicidad entre medios y miedos, cabe mencionar lo que Martín Barbero
escribió: “si la televisión atrae es porque la calle expulsa, es de los miedos
que viven los medios”, cuánta razón, si los medios no generaran o exageraran en
sus informaciones, tal vez no habría tanto miedo entre sus audiencias, un
ejemplo claro acaba de suceder en una feria tradicional en la ciudad de
Monterrey, cuántas veces en años anteriores se habían escuchado disparos al
aire y no había sucedido nada, ahora con las noticias generadas por el combate
al narcotráfico y delincuencia, el miedo es tal que provocó una tragedia.
Martín
Barbero y Rey (1999) nos mencionan que “los medios masivos en sus inicios
fueron decisivos en la formación y difusión de la identidad y el sentimiento
nacional” pero actualmente los procesos que se viven son diferentes, los medios
masivos, principalmente la televisión e internet, se han convertido en
mediadores, generadores de una cultura global en donde lo que menos interesa es
la memoria cultural territorial, además el Estado, por lo menos en
Latinoamérica, ha perdido ese mando y
supremacía en el espacio cultural.
Ahora
bien, hablar de medios masivos de comunicación e información en América Latina
es hablar de transformaciones cotidianas de las grandes masas y con mayor razón
en las nuevas generaciones, que si bien saben leer, se encuentran con una
diversidad y pluralidad de textos que los confunden y, desafortunadamente, la
escuela no ha sabido orientar y educar a estas generaciones para formarlos con
un sentido crítico que les permita seleccionar lo que ven. Cierto es que la
educación oral ha predominado por largas generaciones, pero ahora, con las
nuevas tecnologías esto se ha modificado pues lo visual está predominando y
esto es lo que las instituciones educativas deben considerar si desean
conservar la supremacía en educación.
Quizá,
las nuevas generaciones al tener a su alcance un sinnúmero de medios, en
especial la televisión y la computadora en casa, sean presas de un cambio
radical de su cultura, las familias disfuncionales o en aquellas en que papá y
mamá trabajan, aunado al desinterés de las instituciones educativas, hace más
fácil la transformación de conductas, ahora los niños y jóvenes tienen a su alcance toda la información e
interacciones que antes eran exclusividad de los adultos. La lectura impresa,
las cuestiones pedagógicas establecidas por el sistema educativo provocaban
barreras difíciles de soslayar por parte de estos niños y jóvenes y no les
quedaba otra opción que disciplinarse y obedecer, lo que no sucede actualmente.
A pesar de los avances tecnológicos, la escuela pretende continuar con estos
regímenes y se desvincula de los medios de comunicación e información.
El
sistema educativo y por ende los profesores, nos enfrentamos a un gran reto,
¿cómo hacer que toda esta información y comunicación que tienen a su alcance
las nuevas generaciones, se utilice para generar aprendizajes que formen ciudadanos responsables de sus actos y sobre
todo les dé un pensamiento crítico?