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sábado, 29 de junio de 2013

Del malestar al desorden cultural; la modernidad de la televisión en América Latina



 M en CyTE Lilia G. Torres Fernández (2010)

 

ORALIDAD CULTURAL E IMAGINERÍA POPULAR Y DISEMINACIÓN DEL SABER Y NUEVOS MODOS DE VER/LEER. EN LOS EJERCICIOS DEL VER.

 


MARTIN BARBERO, Jesús y REY, Germán. (Capítulos 2, 3, 4 y 5) en Los Ejercicios del Ver. Gedisa, 1999. (pp. 20-48).

 


Esta lectura nos hace reflexionar sobre cómo los cambios surgidos a partir de fines del siglo pasado, han ocasionado desconciertos,  conflictos en el desarrollo y crecimiento, así como en los estilos de modernización, que está provocando un malestar y desequilibrio en nuestra cultura e idiosincrasia latinoamericana. 

 


Que Latinoamérica no queda excluida de una globalización que permite una información y comunicación mundial, lo que está ocasionando que se vayan perdiendo, por lo menos en Latinoamérica, hegemonías políticas, comunicacionales y educacionales. Esta unión de sociedades mercantiles y tecnológicas, paradójicamente las dividen en “sociedades paralelas”, las de los inmensamente ricos y los excluidos (los que apenas pueden adquirir los bienes básicos y no son considerados ciudadanos para decidir). Además, los latinoamericanos estamos en continuo malestar por estar perdiendo nuestras costumbres y tradiciones, tal vez por ello la resistencia al cambio; se podrá aprender a manejar la tecnología, ¿pero cómo recuperar los valores, las normas éticas y las virtudes cívicas? Así pues, que nuestra idiosincrasia está fundamentada en nuestra sensibilidad, pero además hay que sumarle una falta de conocimiento, que no permite interpretar ni captar los acelerados cambios que vivimos.

 


El texto, también aborda el tema de la desorganización cultural, provocada por la “experiencia audiovisual”, la que contraviene profundamente cualquier tipo de conocimiento y representación que sea generado por la autoridad. De cómo la imagen tiene su propia historia, primero con el cine, considerado por las élites como productor de cultura, después la televisión, supuestamente como el medio de mayor penetración en los hogares, pero también la culpable del desorden cultural existente, con una programación que abarca todo tipo de discursos: información, drama, publicidad, ciencia, pornografía, finanzas, política entre otros y que con esa penetración de todos los géneros produce una transformación pasajera pero que conviene a sus intereses. 

 


En el tercer capítulo trata la modernidad de la televisión en América Latina, de cómo ésta convoca a las multitudes, que la representación de nuestros  países es pobre y deformada por conveniencias económicas y políticas que son el sustento y de alguna manera crean este medio. De la complicidad entre medios y miedos, cabe mencionar lo que Martín Barbero escribió: “si la televisión atrae es porque la calle expulsa, es de los miedos que viven los medios”, cuánta razón, si los medios no generaran o exageraran en sus informaciones, tal vez no habría tanto miedo entre sus audiencias, un ejemplo claro acaba de suceder en una feria tradicional en la ciudad de Monterrey, cuántas veces en años anteriores se habían escuchado disparos al aire y no había sucedido nada, ahora con las noticias generadas por el combate al narcotráfico y delincuencia, el miedo es tal que provocó una tragedia.

 


Martín Barbero y Rey (1999) nos mencionan que “los medios masivos en sus inicios fueron decisivos en la formación y difusión de la identidad y el sentimiento nacional” pero actualmente los procesos que se viven son diferentes, los medios masivos, principalmente la televisión e internet, se han convertido en mediadores, generadores de una cultura global en donde lo que menos interesa es la memoria cultural territorial, además el Estado, por lo menos en Latinoamérica,  ha perdido ese mando y supremacía en el espacio cultural.  

 


Ahora bien, hablar de medios masivos de comunicación e información en América Latina es hablar de transformaciones cotidianas de las grandes masas y con mayor razón en las nuevas generaciones, que si bien saben leer, se encuentran con una diversidad y pluralidad de textos que los confunden y, desafortunadamente, la escuela no ha sabido orientar y educar a estas generaciones para formarlos con un sentido crítico que les permita seleccionar lo que ven. Cierto es que la educación oral ha predominado por largas generaciones, pero ahora, con las nuevas tecnologías esto se ha modificado pues lo visual está predominando y esto es lo que las instituciones educativas deben considerar si desean conservar la supremacía en educación.

 


Quizá, las nuevas generaciones al tener a su alcance un sinnúmero de medios, en especial la televisión y la computadora en casa, sean presas de un cambio radical de su cultura, las familias disfuncionales o en aquellas en que papá y mamá trabajan, aunado al desinterés de las instituciones educativas, hace más fácil la transformación de conductas, ahora los niños y jóvenes tienen  a su alcance toda la información e interacciones que antes eran exclusividad de los adultos. La lectura impresa, las cuestiones pedagógicas establecidas por el sistema educativo provocaban barreras difíciles de soslayar por parte de estos niños y jóvenes y no les quedaba otra opción que disciplinarse y obedecer, lo que no sucede actualmente. A pesar de los avances tecnológicos, la escuela pretende continuar con estos regímenes y se desvincula de los medios de comunicación e información.

 


El sistema educativo y por ende los profesores, nos enfrentamos a un gran reto, ¿cómo hacer que toda esta información y comunicación que tienen a su alcance las nuevas generaciones, se utilice para generar aprendizajes que formen  ciudadanos responsables de sus actos y sobre todo les dé un pensamiento crítico?