M en CyTE Lilia G. Torres Fernández (2009)
Ingredientes: comprensión, ética, plagio y como aderezo la educación
Antes de leer las lecturas
recomendadas para elaborar este ensayo, pensé en lo necesario que es establecer
una relación entre la comprensión, la ética y el plagio, de esta forma surgió la
idea del nombre, me imaginé que al mezclar todos los conceptos con una
finalidad, la educación, entonces
sería mucho más fácil entenderlos y cómo y para qué entretejerlos.
En primer lugar es
ineludible hacer una reflexión sobre el por qué “enseñar la compresión” como
bien lo menciona Morín (1999), concienciar sólo en lo cognitivo no es
suficiente, ya que ahora es urgente que los profesores se preocupen por enseñar
a comprender la mente humana. Hay que recuperar todos aquellos valores y
principios éticos que nunca han dejado de existir, simplemente se han depuesto
o degradado. Por esta razón, en segunda instancia, hago otra reflexión sobre la
ausencia de esos valores y principios éticos que las nuevas generaciones no han
tenido la oportunidad de aprehender por falta de ejemplos e instrucción.
En el ámbito educativo, me
permito hacer hincapié de la falta de ética que se tiene para reconocer en
cualquier tipo de comunicación, mucho de lo que se dice y escribe no son
palabras ni ideas personales, que se olvida mencionar de dónde se copia o toman
estas palabras, es decir se comete plagio de una manera alarmante y, los facilitadores
del aprendizaje no dan importancia a este hecho, además de no ser ético es un
delito. Es apremiante exhortar a la comunidad educativa a tomar cartas en el
asunto.
Doy por terminada la
elaboración de esta receta, mezclándola con el aderezo de la educación, pienso
que es el toque final para que esta mixtura de ingredientes conforme una
exquisita ensalada, que provoque al probarla la recuperación de la
interdisciplinariedad, para que el individuo se conozca a sí mismo y a los
demás de manera integral.
Comprensión
La comunidad docente se
encuentra con retos difíciles de atender como son los avances tecnológicos,
cambios sociales con la globalización, la variedad de cultos, los altibajos
económicos, entre otros, lo que origina que nada sea fácil de comprender.
Al considerar toda esta
revolución del siglo XXI y pensar en utilizar ingredientes de calidad para
conseguir mi objetivo de realizar una exquisita ensalada, es conveniente “enseñar
la comprensión” de Morín, (1999) descrita en su correo de la UNESCO de Los siete saberes necesarios para la
educación del futuro, es decir hoy.
Enseñar a comprender siempre
ha sido uno de los principales objetivos de la educación, lograr que el alumno entienda
conceptos y procesos no es tarea fácil, pero Morín nos argumenta que esto es
sólo la comprensión intelectual, la cual se entiende con la explicación, lo que
no es suficiente para lograr la comprensión humana, pues ésta requiere de un
proceso de “empatía, identificación, proyección, apertura,
simpatía y generosidad”. Y que es esencial que a partir de este siglo, el
sistema educativo se preocupe por lograr en sus educandos la comprensión
humana, requisito indispensable para que la familia, sociedad y el universo en
general pueda vivir en armonía, logre comprender a sus semejantes.
La tarea a la que nos invita
Morín a todos los educadores, pienso que no es fácil y hasta podría decirse que
es un tanto idealista ya que, actualmente resulta complejo enseñar la “comprensión
intelectual” entonces, ¿debemos evitar la “comprensión humana”? ¿No es verdad
que una variable constante en las quejas de la humanidad es que las nuevas
generaciones carecen de valores y principios éticos, que éstos se esfuman con
la misma velocidad con que la tecnología crece y la familia se desintegra?
Asumir esta responsabilidad,
conlleva a los educadores a entender que existen múltiples barreras para que la
enseñanza de las dos comprensiones se realice. No olvidar que lo cognitivo
tiene diversos obstáculos externos que nos impiden que los alumnos entiendan
con claridad y precisión, cuestión difícil de resolver, pero, enseñar el conocimiento mental y
cultural del ser como individuo, requiere primero que los educadores entiendan
la complejidad del proceso, aceptar que la enseñanza actual tiene una doble
responsabilidad frente a estas nuevas generaciones, facilitar el aprendizaje
intelectual, desde la conciencia de aprender a aprender y el humano, desde la
concepción de que se es un individuo que pertenece a una sociedad. Tarea no
fácil de practicar, pero necesaria de aplicar si queremos que estas
generaciones comprendan y crezcan con valores y principios éticos que les
permitan desenvolverse de una manera honesta, educada, fieles a sí mismos y a
los demás, respetuosos, en fin que sepan discernir entre el bien y el mal para
que puedan tomar decisiones acertadas y ser admitidos para servir a la sociedad
en la que interactúan.
Ética y plagio
¿Es posible que los
ingredientes: la ética y el plagio en una investigación, se desanuden?
teóricamente sería difícil de entender, pero en la práctica es un acto tan
común que pareciera natural y, lo más vergonzoso, en el ámbito educativo se
permite con cierta complacencia.
Basta poner ejemplos de cómo
la mayoría de los estudiantes, háblese del nivel que sea, cuando se les deja
una tarea de investigación, difícilmente acreditan la fuente de donde la tomaron, y sus
facilitadores en general no corrigen este hecho. En la actualidad, con el desarrollo
de las nuevas tecnologías el plagio es una constante permanente entre los estudiantes
y, lo que es peor, profesionistas conscientes o ignorantes también lo realizan
y pareciera que a nadie le importara. Cabe recalcar la necesidad de razonar lo
que Rojas, (1992) nos expresa: “El plagio puede conducir a serios problemas
tanto de demérito académico como de carácter legal… Los docentes debemos hacer
que los estudiantes conozcan la gravedad de dicho fenómeno a fin de que esta
práctica bastante frecuente se destierre poco a poco de nuestro país”
Los que nos dedicamos a la
educación, debemos aceptar la responsabilidad de informar a los alumnos de la
importancia que tiene el reconocer las fuentes, las consecuencias que conlleva
plagiar, hacerlos conscientes que “El plagio se define como una actividad
deliberada de la copia consciente del trabajo de otros” Swales (1994).
Asimismo, enseñarles que existen normas establecidas para ello, por
ejemplo APA (Asociación Americana de
Psicología) o la MLA (Asociación de Lenguas Modernas) y una vez que las conozcan,
exigirles que lo apliquen de manera cotidiana en sus tareas escolares y si no
es así, sancionar de forma enérgica de modo que no lo olviden nunca.
John Swales nos menciona que
si copias de manera consciente es
plagio, aquí discrepo un poco, pues aunque ignores lo que haces, no dejas de
cometer un delito, debemos recordar que la ignorancia de los preceptos legales
no exime a ninguna persona de infringir la ley, de ahí mi recomendación
nuevamente de la importancia que tiene enseñar a los jóvenes estudiantes lo que
es el plagio y sus consecuencias.
A propósito de
actos deshonestos, porque el plagio es uno de ellos, ¿en dónde han quedado aquellos
valores y principios éticos que nos impedían cometer ilícitos? que hacían de
los individuos personas respetuosas, honestas, atentas, cordiales y ¿por qué
estas nuevas generaciones, en su mayoría, no saben tener este comportamiento? será
que la niñez y juventud de hoy no tienen de dónde imitar estas conductas,
entonces en quién debe recaer la responsabilidad de enseñarlos o propagarlos.
En décadas pasadas la familia era el modelo de estos procederes, hoy sabemos
que esto es difícil de realizar, pues en nuestra sociedad, la generalidad de
las familias son disfuncionales o simplemente tanto la madre como el padre laboran,
no se encuentran en casa para dar la orientación necesaria a sus hijos.
La familia como la escuela,
tienen la necesidad urgente de evolucionar el modo de cultivar a las nuevas
generaciones. Los padres, hacer conciencia que la educación no sólo se imparte
en las aulas, que el ejemplo de actuar también forma, tener cuidado de ese
comportamiento con los seres queridos y semejantes. La escuela, debe reconocer
que hoy es indispensable hablar sobre estos principios y valores, dar ejemplo
de conducta a los alumnos, aceptar que en la educación de hoy, el paradigma de
la enseñanza tradicional no cabe, se tiene que aceptar que la propuesta de
Morín no es utópica, enseñar con el modelo de aprender a aprender unido con el
entendimiento entre humanos, la sociedad, estoy segura, recogerá mejores
frutos. Tarea no fácil de practicar pero necesaria de aplicar si deseamos
incorporarnos a los cambios fuertes en el devenir del comportamiento de la
humanidad.
Por lo anterior, considero que
la ensalada se encuentra lista para degustarse, está compuesta con ingredientes
que pareciera no combinaran por sus sabores, pero una vez que se mezclan y se
vierte en ellos el aderezo de la
educación, les aseguro que al probarla estarán de acuerdo conmigo que es
una… exquisita ensalada, que además de estar compuesta por ingredientes con
alto valor cognitivo y formativo, nos dará la posibilidad de recuperar la
enseñanza de manera que la interdisciplinariedad entre en acción, que se deje
en el olvido la instrucción tradicional, ya no más disciplinas separadas, hoy
por hoy la educación tiene el compromiso de preparar a los miembros de su
comunidad de modo integral, de relacionar todas aquellos conocimientos, tareas,
habilidades, competencias que puedan servir al hombre para conocerse a sí
mismo, aprender a tomar decisiones con juicio y sobre todo aprender a convivir en
armonía con los demás.
Por último, me permito citar
una de las definiciones que nos da el Diccionario de la Real Academia Española
del concepto educar.
“Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del
joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. Educar la
inteligencia, la voluntad”
Al analizar esta definición,
se entenderá que no está lejos de la propuesta de Morin, la dificultad estriba
en evolucionar, en aceptar que los cambios en el paradigma educativo deben
darse en forma significativa.
Referencias
Morín, Edgar (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO.
Rojas, Saúl, (1992) Formación de investigadores educativos. Edit. Plaza y Valdés. México.
Swales, J. y Feak, C. (1994) Escritura académica para estudiantes
graduados. Ann Arbor. University of Michigan Press.
Fuentes, Ma. Teresa (1998) La Formación en ética profesional: reflexión
y diálogo. Relato de una experiencia compartida. Cuadernos de Trabajo
Social N° 11. pp. 233 a 249.
Universidad Complutense de Madrid. España. Recuperado el 25 de enero del 2009
de:
Soto, J. (2006) Introducción a Edgar Morin. Colombia. Recuperado el 2 de febrero
del 2009 de: