M en C y TE Lilia G. Torres Fernández (2008)
Introducción
Me cuestiono si es
una cualidad o defecto tener prejuicios hacia algo o alguien, prejuzgar antes
de…, me puede arrebatar la oportunidad de muchas cosas, pero también el no
tener prejuicios puede que parezca intransigente. Olvidarme de mi historia, de
mis antecedentes no es tarea fácil, la sociedad misma me invita, quizás no de
manera directa a tener prejuicios, nos induce a tener prejuicios raciales,
literarios, sociales, artísticos, culturales, científicos, políticos, entre
otros. Después de cuestionarme si el ser prejuiciosa es cualidad o defecto,
reflexioné que en mi calidad de educadora no me puedo permitir prejuzgar a mis
alumnos, esto sólo me evitará lograr el propósito de guiarlos en el proceso de
aprender a aprender.
Desarrollo
Posterior a la
lectura de varias definiciones de la palabra prejuicio, me seguí cuestionando
si debemos evitarlos o si es mejor tenerlos: si los evito, corro el riesgo de
realizar algo que no me guste, leer un libro carente de sentido para mí, puedo
parecer arrebatada e intransigente en muchas ocasiones, en otras hasta
arriesgada; pero, eso de hacer un juicio antes de…, también me parece que
generalmente es incorrecto; prejuzgar a una persona, por ejemplo, pensar que es
mala influencia para mí sin conocerla, no sería a mi juicio adecuado; el
negarme a leer un libro porque su título no me invita, puede que me equivoque y
sea la lectura más agradable que haya tenido en mis manos, en fin puedo
mencionar muchos ejemplos y, entonces
¿qué hacer?, olvidarme del prejuicio o hacer hincapié en él.
Ahora bien, reflexioné
que prejuzgar es una actitud habitual en
la mayoría de las personas, que no podemos evitarlo porque tenemos una historia
de vida, un antecedente que nos obliga a pensar antes de…, nos hacemos
precavidos, intuitivos y difícilmente podríamos cambiar, aunque considero que
si nos lo proponemos firmemente, acrecentando día a día nuestro pensamiento
crítico, el tener prejuicios sería algo más consciente y reflexivo. Considero
que como docente es lo último que me puedo permitir, hacer juicios a priori de
mis alumnos sólo me obstaculizará para darles un trato cordial, un seguimiento
adecuado a su aprendizaje y, lo más importante, no me permitiría actuar de
manera honesta, limpia y justa dentro de la sociedad en que me desenvuelvo.
Cierto es que
como personas nos envuelven temores, miedos, barreras, que lo único que
provocan es que nos perdamos, o no nos demos la oportunidad de disfrutar y
gozar de una buena compañía, de un buen platillo, una buena obra de teatro, un
buen libro, un exquisito café y lo que es peor, no actuaríamos tal como somos
por temor o desconfianza a ser juzgados.
Es necesario
forzarnos a pensar antes de proceder, la mayoría de las ocasiones no hacemos
conciencia de que estamos siendo prejuiciosos, tenemos más que perder si
continuamos así, pues el prejuzgar simplemente nos frenará para realizar o
actuar, carentes de prejuicios, tendremos oportunidad de ganar en lo personal y
profesional.
Tomar de manera
textual la definición de prejuicio como: la acción y efecto de prejuzgar. Opinión
previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal[1],
me parece es incompleto pues también se puede prejuzgar de manera favorable pero exagerada y por tanto errónea, por
ejemplo decir que un maestro es infalible, que nuca se equivoca, que tiene la
última palabra, que es un erudito es tan malo como prejuzgar que es un
incompetente, negligente e incapaz de dar una clase
Conclusión
Cambiar mi forma
de actuar no es sencillo, pero el tener este tipo de lecturas y reflexiones es
lo que está cambiando en mí, que adquiera las habilidades necesarias para
lograr desarrollar un verdadero pensamiento crítico fuerte. Me atrevo a decir que
prejuzgar dentro del ámbito educativo, sólo trae como consecuencia daños en la
comunidad y por ende en la sociedad en general.
Finalmente, al hablar de prejuicios no podemos olvidar
el aspecto moral, independiente de las creencias de las personas, ya que toda
comunidad se rige por normas que logran conductas para alcanzar una interacción
de manera armónica, desafortunadamente hay sociedades que se manejan por
prejuicios, lo que trae como consecuencia guerras, racismo, pobreza, odio,
entre muchas otras cosas más. Parece que dejar de tener prejuicios no será
tarea fácil, pues como cita Epicteto (55
d.C.-135 d.C.): “Culpar a otros de nuestras
desdichas es una muestra de ignorancia; culparnos a nosotros mismos constituye
el principio del saber; abstenerse de atribuir la culpa a otros o a nosotros
mismos es muestra de perfecta sabiduría”.