M en CyTE Lilia G. Torres Fernández (2010)
OROZCO, Guillermo. La Televisión entra al Aula en Guía del Maestro de educación básica.
Mirando la TV desde la escuela. Vol. II. 1998.
En este segundo volumen, Orozco, G. (1998), nos
permite conocer el proceso de la televidencia, sus escenarios, comunidades de
apropiación y mediaciones, además de presentarnos diferentes tipos de cómo
jugar con, a y a partir de la televisión y lo más importante, menciona las
situaciones pedagógicas que sustentan esta estrategia, que los niños como
televidentes pueden aprender a través de su vinculación con la televisión. Así
pues, que la propuesta central de esta guía es demostrarnos que de manera lúdica se aprende y se construyen nuevos
conocimientos dentro y fuera del aula.
Lo interesante de esta guía es que el profesor
descubra y reflexione cómo puede ser el mediador entre la televisión y sus
alumnos, cómo lograr que esas mediaciones permitan conocer las percepciones, apropiaciones y usos que
los niños desde casa, hacen con los programas que cotidianamente sintonizan.
Pero para ello hace hincapié en que los profesores no tienen que ser expertos
comunicólogos, simplemente deben tener voluntad, apertura, sentido común y
educativo, es decir que la televisión tiene que contemplarse como un recurso
didáctico que estimule el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Guillermo Orozco, nos menciona que ver
televisión genera una interacción, la cual puede ser pasiva o activa y que el
televidente sin que lo perciba, realiza cuatro operaciones mentales cuando está
frente a ella: atención, comprensión,
evaluación y almacenamiento. Cuando la televisión ha logrado enajenación e
influir de manera negativa en los televidentes, (postura pasiva),
afortunadamente esto puede ser revertido, por supuesto mediante un proceso de
enseñanza y aprendizaje de qué ver, cómo
ver, con quién ver y sobre todo reflexionar
sobre lo visto, (postura activa) lo que propiciará un consumo crítico de la
televisión.
Ahora bien, finalmente los niños con frecuencia
comentan en diferentes escenarios lo visto en la televisión, incluso en la
escuela, entonces ¿por qué no aprovecharla y encausarla según convenga en su
aprendizaje escolarizado? En virtud de
esta interacción realizada por la televidencia, tanto con la familia, amigos,
vecindario, escuela, entre otros, es a lo que suele llamarse comunidades de apropiación televisiva, es
aquí en donde los sentidos y significados
se determinan pues tienen sus propias reglas, sus cosmovisiones, sus
sentidos y sanciones.
Existen tres grupos de comunidades de
apropiación televisiva, según Orozco, G. (1998): Permisivas que consiste en dar
libertad al televidente de ver lo que guste; Indiferente, que no importa lo que
se vea, en ocasiones sólo busca la televisión como compañera, y restrictivas,
cuando se obliga o condiciona al televidente ver cierta programación por
diversas circunstancias. Lo importante es que en cada una de estas comunidades se
genere el análisis, comentarios y sobre todo una fuente de insumos para la
comunicación y formación de los implicados en cada una de ellas, es por ello
que en educación, se necesita un proceso mediado en donde el profesor sea el
eje rector de esta mediación con un sustento pedagógico para enseñar e inculcar
conocimientos que causan otros resultados, inclusive debería considerarse que
esta mediatización televisiva sea contemplada en los libros escolares como
apoyo para dar principio a una alfabetización televisiva.
Como docentes, hay mucho que aprender al
respecto, quitar hábitos y creencias negativas sobre la televisión no será
fácil, sobre todo ver a la televisión como medio cultural y no comercial, pero
una vez que los profesores se alfabeticen primero, lo siguiente será poner en
práctica las diferentes estrategias propuestas en esta guía para que los niños
y jóvenes de hoy aprendan de manera lúdica, con los instrumentos que tienen a
su alcance, pues como se propone, esta metodología además de ser diferente y
divertida, también genera conocimientos como el formular diálogos, darse cuenta
del tiempo y espacio, la observación, la reflexión, la elaboración de
conceptos, conciencia sobre el grado de dependencia, descubrir la creatividad,
lo emocional, entre muchos aspectos más, y acaso ¿no es lo que deseamos los
profesores que posean nuestros alumnos para enfrentar los retos que tendrán a
lo largo de su vida? Sólo hay que tener en cuenta que los niños no vean la
televisión solos, en casa con papás y, en la escuela, realizar análisis y
crítica de los visto e incluso ver programas televisivos dentro del aula, con
apoyo de sus maestros.
Educarnos para educar sería la premisa de todo
profesor, saber y comprender que ya es bastante aburrido enseñar con el método
tradicional, ahora existen diversos elementos que se debieran considerar para desarrollar
estrategias que tengan como objetivo lograr una mejor enseñanza y un mejor aprendizaje,
que enseñar y aprender no tiene que ser soso y la televisión, puede ser un
instrumento de apoyo, siempre y cuando se justifique pedagógicamente, que
genere diversión, interés y conocimientos diversos en los alumnos, como nos lo
ejemplifica el maestro Orozco en esta guía.
Al reflexionar en esta lectura, sugiero que los
maestros de hoy, tenemos que ser creativos e innovadores para generar interés,
motivación y conocimientos significativos en los niños y jóvenes de este
milenio, para que en un futuro sean el sustento de nuestro país y no meros
ciudadanos receptivos y pasivos.