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domingo, 14 de julio de 2013

La televisión entra al aula



M en CyTE Lilia G. Torres Fernández (2010)

 

OROZCO, Guillermo. La Televisión entra al Aula en Guía del Maestro de educación básica. Mirando la TV desde la escuela. Vol. II. 1998.

 

En este segundo volumen, Orozco, G. (1998), nos permite conocer el proceso de la televidencia, sus escenarios, comunidades de apropiación y mediaciones, además de presentarnos diferentes tipos de cómo jugar con, a y a partir de la televisión y lo más importante, menciona las situaciones pedagógicas que sustentan esta estrategia, que los niños como televidentes pueden aprender a través de su vinculación con la televisión. Así pues, que la propuesta central de esta guía es demostrarnos que de manera lúdica se aprende y se construyen nuevos conocimientos dentro y fuera del aula.

 

Lo interesante de esta guía es que el profesor descubra y reflexione cómo puede ser el mediador entre la televisión y sus alumnos, cómo lograr que esas mediaciones permitan conocer las percepciones, apropiaciones y usos que los niños desde casa, hacen con los programas que cotidianamente sintonizan. Pero para ello hace hincapié en que los profesores no tienen que ser expertos comunicólogos, simplemente deben tener voluntad, apertura, sentido común y educativo, es decir que la televisión tiene que contemplarse como un recurso didáctico que estimule el proceso de enseñanza y aprendizaje.

 

Guillermo Orozco, nos menciona que ver televisión genera una interacción, la cual puede ser pasiva o activa y que el televidente sin que lo perciba, realiza cuatro operaciones mentales cuando está frente a ella: atención, comprensión, evaluación y almacenamiento. Cuando la televisión ha logrado enajenación e influir de manera negativa en los televidentes, (postura pasiva), afortunadamente esto puede ser revertido, por supuesto mediante un proceso de enseñanza y aprendizaje de qué ver, cómo ver, con quién ver y sobre todo reflexionar sobre lo visto, (postura activa) lo que propiciará un consumo crítico de la televisión.

 

Ahora bien, finalmente los niños con frecuencia comentan en diferentes escenarios lo visto en la televisión, incluso en la escuela, entonces ¿por qué no aprovecharla y encausarla según convenga en su aprendizaje escolarizado?  En virtud de esta interacción realizada por la televidencia, tanto con la familia, amigos, vecindario, escuela, entre otros, es a lo que suele llamarse comunidades de apropiación televisiva, es aquí en donde los sentidos y significados  se determinan pues tienen sus propias reglas, sus cosmovisiones, sus sentidos y sanciones.

 

Existen tres grupos de comunidades de apropiación televisiva, según Orozco, G. (1998): Permisivas que consiste en dar libertad al televidente de ver lo que guste; Indiferente, que no importa lo que se vea, en ocasiones sólo busca la televisión como compañera, y restrictivas, cuando se obliga o condiciona al televidente ver cierta programación por diversas circunstancias. Lo importante es que en cada una de estas comunidades se genere el análisis, comentarios y sobre todo una fuente de insumos para la comunicación y formación de los implicados en cada una de ellas, es por ello que en educación, se necesita un proceso mediado en donde el profesor sea el eje rector de esta mediación con un sustento pedagógico para enseñar e inculcar conocimientos que causan otros resultados, inclusive debería considerarse que esta mediatización televisiva sea contemplada en los libros escolares como apoyo para dar principio a una alfabetización televisiva.

 

Como docentes, hay mucho que aprender al respecto, quitar hábitos y creencias negativas sobre la televisión no será fácil, sobre todo ver a la televisión como medio cultural y no comercial, pero una vez que los profesores se alfabeticen primero, lo siguiente será poner en práctica las diferentes estrategias propuestas en esta guía para que los niños y jóvenes de hoy aprendan de manera lúdica, con los instrumentos que tienen a su alcance, pues como se propone, esta metodología además de ser diferente y divertida, también genera conocimientos como el formular diálogos, darse cuenta del tiempo y espacio, la observación, la reflexión, la elaboración de conceptos, conciencia sobre el grado de dependencia, descubrir la creatividad, lo emocional, entre muchos aspectos más, y acaso ¿no es lo que deseamos los profesores que posean nuestros alumnos para enfrentar los retos que tendrán a lo largo de su vida? Sólo hay que tener en cuenta que los niños no vean la televisión solos, en casa con papás y, en la escuela, realizar análisis y crítica de los visto e incluso ver programas televisivos dentro del aula, con apoyo de sus maestros.

 

Educarnos para educar sería la premisa de todo profesor, saber y comprender que ya es bastante aburrido enseñar con el método tradicional, ahora existen diversos elementos que se debieran considerar para desarrollar estrategias que tengan como objetivo lograr una mejor enseñanza y un  mejor aprendizaje, que enseñar y aprender no tiene que ser soso y la televisión, puede ser un instrumento de apoyo, siempre y cuando se justifique pedagógicamente, que genere diversión, interés y conocimientos diversos en los alumnos, como nos lo ejemplifica el maestro Orozco en esta guía. 

 

Al reflexionar en esta lectura, sugiero que los maestros de hoy, tenemos que ser creativos e innovadores para generar interés, motivación y conocimientos significativos en los niños y jóvenes de este milenio, para que en un futuro sean el sustento de nuestro país y no meros ciudadanos receptivos y pasivos.